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Prostitución sagrada en la Antigüedad, sexo y magia

El concepto de prostitución está hoy marcado a fuego como algo peyorativo, negativo, marginal. Y es que a pesar del aperturismo sexual que hemos vivido en los últimos tiempos, el trabajo de las prostitutas se sigue viendo como algo malo, perverso, incluso sucio. ¿Es una explotación de estas chicas o un empoderamiento? ¿Deberíamos regular la prostitución o intentar abolirla a través de las leyes? Las opiniones van y vienen, pero lo cierto es que este trabajo no es precisamente nuevo, y ha resistido el paso del tiempo, las guerras, hambrunas y las peores fases del ser humano en la Tierra. Incluso en los peores momentos, las mujeres que se han dedicado al sexo por dinero han encontrado clientes. Porque es un trabajo que se acostumbra a hacer también de forma clandestina, al margen de la ley. Por eso, el intentar acabar con él puede parecer una gran utopía, ya que hoy en día ya hay países donde, aun estando prohibida, la prostitución se sigue dando.

No es de extrañar que en este punto que nos encontramos, uno intente explicar de dónde viene esa imagen tan peyorativa que tenemos de la prostitución. La religión, especialmente las de raíces abrahamicas, parecen tener buena parte de culpa. El concepto de pecado, tan unida a estas religiones, se hace patente en el sexo. Los clérigos cristianos, musulmanes y judíos sabían que debían controlar los instintos de sus fieles, y convertir el sexo en algo sucio y perverso era un primer paso. De puertas para afuera, claro está, porque como ya sabemos, el sexo en las cortes e incluso en los templos no ha sido algo extraño. De hecho, si echamos la vista atrás y profundizamos en las religiones que había antes de la llegada de estos tres grandes ritos, descubriremos algo curioso. La prostitución llegó a darse incluso en los templos, como parte de ritos sagrados de fecundidad, o simplemente en agradecimiento a los tributos entregados por los fieles. Muchachas jóvenes y hermosas se entregaban por completo al culto y mantenían relaciones sexuales con los feligreses a cambio de ofrendas, lo cuál suponía un honor y un privilegio para ellas.

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Pomba Gira, temor y protección para las prostitutas

A pesar de los siglos de ciencia y avance cultural y social, la fe y la religión siguen siendo determinantes en muchas zonas del mundo. Hasta el punto de controlar casi todos los aspectos de la vida de una persona que profesa dicha fe o tiene unas creencias determinadas, que no siempre se corresponden con lo que la sociedad entiende por positivo. Es obvio que nadie debe ser despojado de su fe por ningún motivo, ya que todos tenemos el derecho de creer en aquello que queramos. Sin embargo, cuando la fe deja de ser algo privado para convertirse en un asunto público que también atañe a aquellos que no la profesan, la situación se vuelve más compleja. Lo llevamos viendo siglos, y en muchos países donde la religión sigue siendo imprescindible todavía podemos comprobar como hay incluso sanciones a los “blasfemos”.

Y es que la fe es una herramienta muy fuerte y poderosa, tanto para bien como para mal. Gracias a ella podemos asumir mejor los golpes de la vida, soportar todo lo malo y seguir con esperanzas para que las cosas mejoren a no mucho tardar. Pero también es una forma de manipulación que ha sido utilizada por muchos a lo largo de los siglos, convirtiéndola en una cárcel, más que en una liberación. Existen cientos de religiones en todo el planeta, algunas más mayoritarias y otras menos conocidas, pero todas ellas suelen incluir dogmas que cualquier devoto debe cumplir. Y al basarse simplemente en una parte emocional, en una fe incuestionable, el peligro que se corre es quedar atrapado por esos dogmas, limitando nuestra experiencia vital. Lo hemos visto en muchas religiones que impiden, por ejemplo, el sexo antes del matrimonio, o que rechazan a personas por el simple hecho de tener una orientación sexual distinta. La religión sirve para unir, pero por desgracia, también para separar, cuando es manipulada por los intereses del propio ser humano. Es amor, pero también tomar, como ocurre con el culto a Pomba Gira dentro del mundo de la prostitución.

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Cómo nació el Cabaret

A finales del siglo XIX, los espectáculos musicales seguían estando relegados solo  para la alta alcurnia, aquellos que podían permitirse pagar una entrada a un teatro. Ver una buena ópera, asistir a una representación en los escenarios, no era precisamente la prioridad de las nuevas clases obreras, quienes ganaban un salario a veces insuficiente para poder tener una vida cómoda y mantener a sus familias. Sin embargo, las cosas iban a cambiar muy pronto. Las nuevas clases bohemias estaban interesadas en todo lo que tuviera que ver con el arte, pero no de una manera restringida, como aparecía en la nobleza, por ejemplo. Ellos buscaban algo rompedor y vanguardista, algo rupturista, y lo encontraron en ciertos locales que les ofrecían no solo la posibilidad de tener tertulias y reuniones, sino también de disfrutar de ciertos espectáculos. Fuera de las rígidas normas de un teatro, pudiendo beber, fumar y charlas, mientras disfrutaban de una buena actuación. Aquello era el cabaret.

Hoy conocido casi como un estilo de espectáculo, en realidad la palabra cabaret deviene del francés y significa “taberna”. Pues este tipo de locales nacieron precisamente como bares, tal vez más enfocados al estilo de café parisino, solo que con actuaciones. En el famoso barrio de Montmatre, donde se concentraban los pintores, escritores y artistas de la época en París, comenzaron a abrirse este tipo de locales en las dos últimas décadas del siglo XIX. Acogían a dichos artistas para sus reuniones y charlas culturales, mientras daban la oportunidad a cantantes y humoristas para presentar sus espectáculos. Todos ellos contaban con un pequeño bar, e incluso los más grandes, con un restaurante. La idea era ofrecer un buen show en el que los asistentes pudieran estar charlando y comentando mientras el espectáculo se desarrollaba. Sin las tiranteces ni regias normas del teatro, en un ambiente más distendido, que pronto se convirtió en el epicentro de los shows más atrevidos en cada ciudad. En este artículo vamos a hacer un pequeño repaso a la historia de este tipo de locales, para conocer también cómo han ido evolucionando en este siglo y medio de existencia.

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Mediums ¿realidad o estafa?

Una de las grandes preguntas que el ser humano siempre se ha hecho es si hay algo más allá de esta vida, en el momento en el que abandonamos este mundo. La muerte es sin duda el punto y final de nuestra existencia en la Tierra, al menos tal y como la entendemos desde el punto de vista físico y científico. Sin embargo, no son pocas las tradiciones que han creído firmemente en ese espacio que hay más allá de la vida. Llamémosle cielo, infierno, Más Allá… Es, en definitiva, el lugar al cuál nuestro espíritu o nuestra alma, según la creencia, accede cuando su tiempo en este mundo se agota. La creencia en esta vida más allá de la muerte es algo compartido por la gran mayoría de culturas y por todas las religiones, también con un significado mucho más conveniente para ellas, ya que en esa otra vida se nos dará recompensa por nuestros buenos actos aquí.

La creencia en ese espacio espiritual más allá de la vida se ha mantenido sorprendentemente arraigada a pesar de que la ciencia no ha podido demostrar con pruebas todavía que existe ningún Más Allá. La forma en la que esa idea reconforta al ser humano, para despedir a sus seres queridos o para afrontar su propia muerte cuando llega la hora, parece estar tan imbricada en nuestro propio ser que la ausencia de pruebas no parece importar demasiado. Sin embargo, son muchos los que sí aseguran tener prueba de esa otra vida, a través del contacto directo con personas fallecidas. Son los llamados médiums, personas que poseen un don especial para comunicarse con ese mundo espiritual, de la misma manera que los magos, chamanes y druidas lo hacían en su momento, aunque despojados de ese punto religioso y dogmático. ¿Existen realmente los médiums? ¿Pueden comunicarse con personas fallecidas o es todo un timo para estafar a los incautos?

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Revelar un truco de magia, el dilema de muchos magos

Aunque muchos ya no crean en ella, la magia nos sigue rodeando a todas horas, en cada momento. Los magos profesionales se encargan de demostrarnos que todavía hay cosas que no podemos explicar ni entender, y se esfuerzan por mantener viva la llama del asombro y la ilusión en el público. Todos sabemos a estas alturas que los magos son más bien ilusionistas, de hecho. Personas que consiguen crear ilusiones ópticas o sensoriales para que cosas aparentemente imposibles sucedan ante nuestros ojos. Es como un acuerdo tácito que tenemos con ellos cuando vamos a verles actuar. No es que queramos que leviten realmente o que conviertan cualquier objeto en un bonito conejo dentro de su chistera. Lo que buscamos es maravillarnos con sus trucos, sin poder saber cómo lo han hecho. Esa es la verdadera ilusión, el no ser capaz de conocer la forma en la que se ha desarrollado el truco.

Los ilusionistas y magos profesionales desarrollan multitud de técnicas para despistar al público, para atraer su atención al lugar que les conviene y conseguir, de esa forma, que no estén pendientes de lo que realmente importante, de lo que sucede por detrás, cuando la otra mano está llevando a cabo el truco. Por eso los grandes magos siempre han sido personas con mucho carisma, con una capacidad increíble de llamar la atención del público y maravillarles con trucos pequeños, mientras el truco más grande se está desarrollando ante sus narices sin que se den cuenta. Sin embargo, a veces hay gente que le pide, por orgullo propio o por simple curiosidad, que desvele su truco. ¿Es algo que un mago debería hacer? Sería como romper su propio secreto, quedarse desnudo ante el público… ¿Cómo debemos enfrentarnos a esta situación?

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Leer el futuro con las cartas, ¿es realmente posible?

Desde siempre, el ser humano se ha preocupado mucho por su futuro, por ese mañana que parece absolutamente indescifrable para que sabemos que llegará algún día, y tendremos que enfrentarnos a él. El temor a lo que pueda ocurrir en ese futuro nos ha hecho, en muchas ocasiones, plantear fórmulas para conocerlo. Estamos hablando de algo que es tan antiguo como la propia Humanidad, y es que ya hace miles de años había algunas personas perceptivas, conocedoras de los secretos del tiempo, que eran capaces de predecir el futuro en sueños o través de diversas técnicas de lo más sorprendentes. Los druidas tenían las runas, los griegos tenían los oráculos, y en nuestro tiempo, desde hace unos siglos, la fórmula más habitual y popular de conocer el futuro son las cartas del tarot.

Surgido como un juego de cartas en el siglo XV probablemente en Italia, el Tarto consiguió fama a partir del siglo XVII, utilizándose como un método para leer el destino y el futuro. Ya entonces muchos acusaban a los tarotistas de ser unos auténticos farsantes y tratar de ganar dinero engañando a la gente, y aquella acusación sigue muy viva hoy por hoy. ¿Es posible leer el futuro a la gente a través de las cartas? Muchos aseguran que hay personas dotadas con ese don, pero que no todo el mundo  puede. Hay quien lo hace directamente a través del teléfono, o de Internet, algo que se ha puesto muy de moda en los últimos tiempos, con lo que el contacto se pierde bastante, y las dudas vuelven a crecer. En este artículo vamos a analizar todo lo que tiene que ver con el tarot, tanto por parte de los que lo acusan de ser un timo como por los que creen en él de verdad.

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Ilusiones ópticas, así funcionan

El ser humano, como casi cualquier ser vivo del planeta, basa su conocimiento en aquellos estímulos que recibe a través de los sentidos, y que luego su cerebro es capaz de identificar y explicar. Aprendemos a leer a través de la vista, a hablar y a escuchar por el oído, entendemos todo lo que ocurre a nuestro alrededor y somos capaces de actuar en consecuencia por los propios estímulos que nos están llegando. Sin embargo, fiarnos al cien por cien de nuestros sentidos puede ser también algo peligroso, porque no son perfectos. Ya no estamos hablando de tener una vista mejor o peor, sino de cómo a veces nuestros sentidos se confunden por nuestro propio cerebro, que no capta bien las señales o que simplemente, las confunde.

Podemos conseguir engañar a nuestro cerebro a través de diferentes fórmulas y trucos, y básicamente eso es lo que se hace con las ilusiones ópticas. Utilizadas desde hace mucho tiempo como trucos de mago o prestidigitador, en los últimos años han tenido una nueva forma de vida como memes de internet, enviándose a través de páginas y grupos para lograr confundir a la persona que las veía. ¿De qué color es el vestido? ¿Cuántos cuadrados cuentas en la imagen? ¿Qué figura es más grande? Este tipo de ilusiones juegan muchas veces con la perspectiva de nuestros sentidos, especialmente con la vista, y su estudio es tremendamente interesante porque nos desvela la facilidad con la que podemos engañar al supuestamente infalible ojo humano, echando por tierra incluso esa afirmación de “yo solo me creo lo que veo”.

Shows de magia que salieron mal

Todos nos hemos quedado fascinados alguna vez ante un buen truco de magia. Y es que, acostumbrados a que todo en esta vida tenga una explicación razonable, todavía seguimos pensando que debería haber cosas de este tipo, donde la magia tuviera lugar y pudiéramos ver prodigios imposibles de explicar. Por supuesto, al final todos son trucos, llevados a cabo por profesionales que son capaces de hacernos creer que hay algo de magia real detrás de ellos. Esa es la grandeza del mundo, crear magia aunque sepamos que es imposible que exista tal cosa. De niños admirábamos muchísimo a estos artistas capaces de hacer cualquier cosa con sus manos, y no pocos hemos querido convertirnos en magos cuando fuéramos algo mayores. No es algo sencillo, desde luego, y mucho menos en un tiempo en el que todos los trucos parecen conocerse ya de antemano.

Antes, cuando no había Internet y la información no viajaba a tanta velocidad, los magos podían seguir sorprendiendo a los asistentes a sus shows con impresionantes trucos, que daban un matiz absolutamente increíble a sus espectáculos, tanto los grabados como los que han podido realizar con público en directo. El mago engaña, juega con nosotros, pero eso es precisamente lo interesante. Sabemos que hará algo para desviar nuestra atención y poder llevar a cabo su truco, y para muchos, la misión es encontrar ese momento. Otros, sin embargo, prefieren dejarse llevar, seguir el juego y sorprenderse. Pero estos trucos no siempre salen del todo bien. Aquí te presentamos algunos trucos que salieron muy pero que muy mal.

David Copperfield, una auténtica leyenda dentro del mundo del ilusionismo

Para todos aquellos que siguen pensando que la magia no existe, nada mejor que conocer al gran David Copperfield para tener que tragarse sus palabras. Dentro del mundo del ilusionismo, el mago estadounidenses es seguramente una de las figuras más reconocidas a nivel mundial, no solo por su talento como mago y prestidigitador, sino también por la fama que ha logrado alcanzar a lo largo de su carrera. Apareciendo en televisión desde muy joven, está claro que Copperfield ha sabido llevar la magia a un nuevo nivel, desde el punto de vista de lo comercial y la popularidad que ha logrado generar con sus trucos más famosos.

Amado por muchos, odiado por otros tantos, el peso de la fama también ha hecho estragos en la figura de Copperfield, cuyo mayor apogeo llegó en la década de los 90, convertido en una auténtica estrella del rock y alcanzando una popularidad de la que muy pocos magos han podido disfrutar. Su forma de presentarse, sus espectaculares trucos, su pasión por llevarlo todo más allá, le ha permitido ganar infinidad de premios, entre ellos varios Emmy, por sus programas de televisión, e incluso batir más de una decena de Record Guinnes, convirtiéndose probablemente en el mago más destacado de toda su generación, y uno de los más importantes de todos los tiempos.

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Carta astral, ¿cómo están representados los astros y cómo influyen en nuestra vida?

El tema natal, horóscopo o carta astral es un mapa que representa las posiciones planetarias de nuestro Sistema Solar al momento en que cada persona nace. Mide básicamente como se ven desde el lugar concreto de la Tierra donde las personas realizan su primera inspiración al nacer, y estas posiciones se miden con respecto al Zodiaco Tropical que toma como inicio el Equinoccio de Primavera.

Una carta astral permite conocerte a ti mismo, ya que puede mostrarte claramente todas esas grandezas que hay en ti, además de enseñarte todos los puntos negativos que tengas, para que así puedas superarte a ti mismo y conocer los ciclos que te componen. De esta forma al conocer estos datos tienes a la mano tu signo solar, para saber como este influye en tu temperamento y en tu destino. Teniendo en cuenta toda esta información es posible que los astrólogos puedan ayudarte a conocer ciertos aspectos de tu futuro en aspectos como la salud, el trabajo y el amor.