6 abril, 2020

Todos nos hemos quedado fascinados alguna vez ante un buen truco de magia. Y es que, acostumbrados a que todo en esta vida tenga una explicación razonable, todavía seguimos pensando que debería haber cosas de este tipo, donde la magia tuviera lugar y pudiéramos ver prodigios imposibles de explicar. Por supuesto, al final todos son trucos, llevados a cabo por profesionales que son capaces de hacernos creer que hay algo de magia real detrás de ellos. Esa es la grandeza del mundo, crear magia aunque sepamos que es imposible que exista tal cosa. De niños admirábamos muchísimo a estos artistas capaces de hacer cualquier cosa con sus manos, y no pocos hemos querido convertirnos en magos cuando fuéramos algo mayores. No es algo sencillo, desde luego, y mucho menos en un tiempo en el que todos los trucos parecen conocerse ya de antemano.

Antes, cuando no había Internet y la información no viajaba a tanta velocidad, los magos podían seguir sorprendiendo a los asistentes a sus shows con impresionantes trucos, que daban un matiz absolutamente increíble a sus espectáculos, tanto los grabados como los que han podido realizar con público en directo. El mago engaña, juega con nosotros, pero eso es precisamente lo interesante. Sabemos que hará algo para desviar nuestra atención y poder llevar a cabo su truco, y para muchos, la misión es encontrar ese momento. Otros, sin embargo, prefieren dejarse llevar, seguir el juego y sorprenderse. Pero estos trucos no siempre salen del todo bien. Aquí te presentamos algunos trucos que salieron muy pero que muy mal.

El truco fatal de Princess Tenko

Nacida en Japón, la Princesa Tenko empezó en el mundo del espectáculo como cantante, pero pronto también comenzó a realizar increíbles trucos de magia que la convirtieron en una de las mejores ilusionistas del planeta. Su aspecto exótico y su gusto por el espectáculo casaban perfectamente con su nueva ocupación, y ha llegado a realizar giras por todo el mundo, además de tener una fama increíble en los países asiáticos. Sin embargo, la Princesa Tenko estuvo a punto de morir en un accidente fatal cuando realizó uno de sus trucos más complicados. Debía escapar de un tanque de agua, que para más dificultad, contaría con un montón de espadas clavadas. Al introducirlas, las espadas (melladas, por supuesto) golpearon a la maga, provocándole algunas fracturas. A punto estuvo de no ser capaz de salir del tanque, pero al final lo consiguió, marchándose a urgencias enseguida después de aquel desgraciado accidente.

 

La muerte de Charles Rowen… delante de varios niños

Charles Rowen, apodado como Karr el Mago, era un ilusionista de principios del siglo XX que consiguió una gran fama en su Sudáfrica natal y posteriormente en medio mundo, experto en trucos de auténtico escapismo, como el gran Houdini. De hecho, el material favorito que solía utilizar Karr eran las camisas de fuerza. Su truco consistía en liberarse de ellas en apenas unos segundos, para evitar cualquier desastre (ahogamiento, caída, etc…). El mago se había especializado en este tipo de trucos e incluso los realizaba ante la fascinada mirada de muchos niños, sin imaginar que en una de esas experiencias la cosa saldría mal y no tendría oportunidad de escapar, como había hecho en el resto de ocasiones.

Karr el Mago se disponía a hacer otro nuevo truco de escapismo con camisa de fuerza, pero en esta ocasión se puso a sí mismo las cosas más complicadas. Ya se sabe que en esto de la magia debes ir siempre un poco más allá para sorprender a los espectadores y demostrar que no te has quedado estancado. El truco consistía en liberarse de la camisa de fuerza y saltar antes de quince segundos, ya que un vehículo venía hacia el a 70 km/h. Como se pueden imaginar, el truco salió mal y el mago no tuvo tiempo para saltar antes de ser embestido por el coche, que lo mató prácticamente en el acto. Lo peor es que el espectáculo se llevó a cabo en directo, ante la mirada de numerosos niños, que seguramente quedarían traumatizados para siempre.

 

El trágico final del ilusionista Mandrake

mandrake

La India también ha tenido a sus propios ilusionistas famosos, y uno de los más populares era el mago Jadugar Mandrake, un artista que solía vestir ropas coloridas y realizar trucos de escapismo, que como ya estamos comprobando en este artículo, son sin lugar a dudas los más complicados y peligrosos. El caso de Mandrake ocurrió en 2019, y fue una auténtica tragedia, presenciada por miles de personas, entre ellos, sus propios familiares. Mandrake, como en tantas otras ocasiones, había pedido ser encadenado con grandes cuerdas de acero de manos y pies, y sumergido en las aguas del río. Siempre había conseguido liberarse a tiempo para subir a la superficie y demostrar que era capaz de escapar. Algo salió mal en esta ocasión, y Mandrake no subió a la superficie. La policía le encontró 24 horas después, sin vida, y a dos kilómetros del lugar donde se había sumergido.

 

El reto de Houdini que le causó la muerte

Si hablamos de magia y escapismo, está claro que no podemos obviar el caso del gran Harry Houdini, seguramente uno delos magos más populares de todos los tiempos. Nacido en Hungría, pero criado en Estados Unidos, donde llegó con toda su familia cuando contaba tan solo con cuatro años, Houdini se convirtió en una auténtica estrella a finales del siglo XIX y principios del XX, llevando a cabo espectáculos de magia y sobre todo escapismo que hicieron que su nombre fuera recordado por todos como una verdadera leyenda. Salió indemne de todos ellos, pero hubo un reto que no pudo superar, y que se lo llevó para siempre en 1926, precisamente en la noche de Halloween, para dar más misterio aún a su muerte.

Se cuenta que, tras realizar un truco en una universidad, varios chicos se acercaron a Houdini para comprobar su legendario fortaleza física. El hombre pasaba ya de los cincuenta, pero se mantenía en perfecto estado de forma, así que aceptó. El reto consistía en recibir varios puñetazos en el abdomen sin inmutarse. Y así lo hizo, poniendo mucho de su parte, para impostar normalidad. Pero aquellos puñetazos acabarían por provocarle una apendicitis que le tendría durante varios días yendo y viniendo al hospital. El mago, sin embargo, siguió con su actividad y sus trucos, y estuvo a punto de morir en uno de ellos al desmayarse mientras se liberaba. Finalmente falleció en el hospital a causa de esa apendicitis que obviamente no se trató de forma correcta. Moría el hombre, pero nacía el mito.